La separación de una pareja supone necesariamente una reestructuración del núcleo familiar, de la forma de convivencia y del ritmo de vida de los menores en todos los ámbitos. El mundo que los niños conocían hasta ese momento se rompe. El coordinador parental, experto en la resolución de conflictos, es una figura basada en la protección del interés superior del/de la menor.
Según la AFCC (Association of Families and Conciliation Courts ) la coordinación parental es un proceso alternativo de resolución de disputas centrado en los niños en virtud del cual un profesional de la salud mental o del ámbito jurídico con formación y experiencia en mediación, asiste a progenitores en situación de alta conflictividad a implementar su plan de parentalidad, ayudándoles a resolver oportunamente sus disputas, ofreciéndoles psicoeducación con respecto a las necesidades de sus hijos y –previo consentimiento de las partes y/o del juzgado– tomando decisiones en base a los términos y condiciones establecidos por la resolución judicial, o por el acuerdo de designación del coordinador de parentalidad”.
Así pues el proceso de coordinación parental se centra en las necesidades de los hijos menores de edad tratando de resolver esa conflictividad entre los padres de manera consensuada, dando cumplimiento a las resoluciones judiciales.
Se trata con ello de hacer comprender a los progenitores el impacto de sus decisiones en sus hijos y, como resultado, de garantizar el cumplimiento de las sentencias y de las condiciones de custodia pactadas en ésta, combinando una función educativa e incluso terapéutica de la figura del coordinador parental.
Como consecuencia inmediata a la reducción del conflicto, se produce una mejora de la calidad de vida de la familia en general, además de una menor judicialización de estos casos en un futuro, resolviéndose los conflictos desde muy cerca.