En el proceso terapéutico establecemos una relación de confianza que nos permite conversar y conocernos para poder introducir un cambio. Este cambio se basa en una narración diferente de la propia vida de los miembros del sistema familiar, una narración
creada tanto por el profesional como por el cliente, que les ayude a entender y les permita dar un significado “nuevo” a el que hasta ahora ha sido su malestar dejando fuera de sus vidas los síntomas de malestar. La terapia puede ayudar a los miembros de la familia a mejorar la comunicación y resolver conflictos.
En ocasiones, aunque sólo un miembro de la familia esté motivado para hacer un cambio, el resto de la familia tiene muchas posibilidades de ser modificada. Es por eso que puede involucrar a todos los miembros de la familia o solamente a los que son capaces o tienen la voluntad de participar. Las sesiones de terapia familiar pueden enseñarte habilidades para profundizar las conexiones familiares y atravesar momentos estresantes, incluso cuando hayas terminado de ir a sesiones de terapia.
La terapia familiar puede ayudar a mejorar las relaciones conflictivas con tu pareja, tus hijos y otros miembros de la familia. También puede ayudar en situaciones de enfermedad mental o adicciones en uno de sus miembros, cuando todos sufren o se ven afectados por esa situación. Así mismo, puede ser útil en cualquier contexto familiar que provoque estrés, dolor, ira o conflicto.
Puede ayudarte a ti y a los miembros de tu familia a comprenderse mejor y a aprender a hacer frente a desafíos o situaciones para acercarse unos a otros.